Boda en Magna La Quinta
Aunque este mundillo ha evolucionado mucho desde los tiempos del carrete, parece que aún queda gente que todavía piensa que ser fotógrafo de bodas es una de las partes menos nobles de la fotografía. Pues sabéis qué, me da igual lo que piensen. Cuando estás en una boda tienes la oportunidad de ser tan creativo como en cualquier otro campo artístico, sólo que encima tienes la gran oportunidad de retratar momentos reales, sentimientos reales, amor real, por que ¿hay algo más importante que el amor real?, ya lo decían en la Princesa Prometida.
En el momento en que estamos tras la cámara, todo lo que vemos es la belleza del momento cazado, buscando ese recuerdo que el día de mañana os hará emocionaros como si volvierais a estar allí. No hay nada más mágico que revisar las imágenes cuando todo ha terminado y verse transportado allí una vez más.
Durante la boda de Adrián y Paqui tuvimos la gran oportunidad de poder retratar todos esos momentos tan especiales. Tuvimos risas, lágrimas y mucho más. Una boda cañera, familiar y amigos geniales. Amigos como una regadera, primas que lo daban todo y una abuela diva como hace tiempo que no veíamos, en serio, era ver acercarse la cámara y qué manera de posar. Y todo esto en un marco inigualable como el que ofrece Magna La Quinta, un lugar con una cocina a tener en cuenta debido a sus diversos premios, como el que consiguieron por su famosa tapa, el tacho, mezcla excepcional de un taco un pastel de carne. ¿Suena raro? Pues está delicioso.
Por eso, si queréis ver unas fotos muy chulas de una boda muy chula, no os las perdáis a continuación. Seguro que os van a gustar mucho.